Especialmente esta semana, tenemos una oportunidad excepcional para volver a centrarnos en el preciado significado de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Un reenfoque solemne, no solo en nuestras propias vidas, sino también en las vidas de la familia y la comunidad que nos rodea. Toda persona humana tiene un camino difícil de transitar, una pesada cruz que llevar. Si y cuando elegimos compartir esas cargas con y para Cristo, también nos alineamos estrechamente con Dios, nuestro Padre más paciente y amoroso. Sólo entonces, nuestro camino de vida puede terminar en la alegría de la Resurrección. No nos atrevemos a desperdiciar estos días santos.